MARISS JANSONS, EL CORAZÓN EN LA ORQUESTA – IN MEMORIAM
El pasado 30 de noviembre nos dejó Mariss Jansons. El director de orquesta letón moría a causa de sus problemas de corazón en su casa de San Petersburgo a los 76 años de edad. Hoy, con esta entrada queremos rendir un sencillo homenaje a un hombre que desde su infancia vivió por y para la música.
Mariss Jansons, músico desde la cuna
Hijo de un director de orquesta, Arvïds Jansons y de una cantante judía, Iraida Jansone; nació en la clandestinidad del gueto de Riga en 1943. Su abuelo y su tío maternos habían sido recientemente asesinados. Su padre, cuando Mariss era un niño, le enseñó a tocar el violín.
La familia se mudó a San Petersburgo en 1956 al ser nombrado su padre asistente en la Orquesta Filarmónica de Leningrado, la actual Orquesta Filarmónica de San Petersburgo. En esa ciudad iniciaría sus estudios en el Conservatorio donde estudió piano y dirección coral, a pesar de que su padre le pidió que continuara tocando el violín.
En 1969 continúa su formación en Viena con Hans Swarowski y en Salzburgo con Herbert von Karajan. Al director alemán le interesó y le propuso como asistente para la Filarmónica de Berlín, sin embargo las autoridades soviéticas del momento le impisieron que aceptara el cargo.
Sus orquestas
En 1973 entra en la Filarmónica de Leningrado. En las décadas de los 80 y 90 trabaja con la Sinfónica de Oslo y Pittsburg. En 2003 empieza como director de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, labor que compaginaría con la de director de la Royal Concertgebouw desde 2004 hasta 2015.
Además, Mariss Jansons, colaboró con diversas orquestas londinenses y con las Filarmónicas de Berlín y Viena.
La ópera
A pesar de ser conocido más como director vinculado a la orquesta sinfónica, la ópera fue una de sus grandes pasiones. Fue precisamente dirigiendo una Bohème en 1996 cuando sufrió un ataque al corazón que puso seriamente en peligro su vida. Después tan sólo dirigió operas muy de vez en cuando, centrándose en la música sinfónica donde su labor y legado han sido impagables.
Su música
Mariss Jansons era riguroso, exigente, pero a la vez era afable y cercano. Elegante y apasionado, un dificil equilibrio que dejó huella en todas las orquestas en las que fue dejando su corazón.
Vamos a verle en acción. Descanse en paz y ¡gracias maestro!.
Brahms, Danza húngara nº 5. Filarmónica de Berlín, 1994
Eduard Strauss, Carmen quadrille. Filarmónica de Viena, 2012
Mahler, Sinfonía nº 3 (fragmento). Concertgebouw Orchestra
Rossini, Obertura de Guillermo Tell. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, 2018