En «La Bohème» nuestras heroínas son dos. Lucia, a la que todos llaman Mimí, y Musetta. Mimí es la protagonista, o sea que es la que tiene más números para morirse al final, como acaba sucediendo. Mimí se enamora de Rodolfo, un escritor bohemio…
Aquí Montserrat Caballé es Mimí, que le cuenta a Rodolfo-Carreras, como se llama y a que dedica su tiempo.
Cuando Musetta canta su «Quando men vo», ya deja clara su condición de mujer frívola, coqueta y sensual.
Ainoha Arteta, es Musetta
Pero es precisamente Musetta la que conducirá a la enferma Mimí hasta los brazos de Rodolfo, y venderá sus pendientes para pagar al médico
La pareja Alagna-Gheorghiu encarnan a Mimí y Rodolfo.
Si esto no conmueve es que somos de piedra.
Hay una anécdota que confirma la teoría de que no hay que hacer mucho caso a algunos críticos. A «La Bohème» la crítica la dejó para el arrastre, con frases cómo «…ésta ópera no dará muchas vueltas», «error de un momento» o la de «esta ópera no dejará gran rastro en la historia del teatro lírico». Pues, no han acertado ni una. Cero en profecías.