La obertura 1812 de Tchaikovsky es una de las piezas más bellas de la historia de la música. Describe la resistencia y victoria rusa frente al intento de invasión del ejército
napoleónico que con sus aires de grandeza pretendía liberar al pueblo ruso. Pero éste, oprimido y pobre, ciertamente, prefirió no ser invadido. Cuando los franceses se aproximaban a Moscú se encontraronque los campesinos habían quemado sus propias casas, cosechas y matado a los animales. Sin víveres, el frio invierno puso el resto para facilitar la victoria rusa.
La obra esta llena de simbología. Comienza con un grupo de violonchelos que representa la vida tranquila de los campesinos rusos y con compases de Plegaria al Salvador de la ortodoxia rusa. Posteriormente empieza la agrsión. Compases de La Marsellesa, con vientos, se alternan con las cuerdas que representan la resistencia rusa. El golpe de platillos muestra el comienzo de la batalla, aumenta la intensidad de la musica y al final, el himno francés se va apagando y los violines, en fuga, simboliza la persecución. Las campanas anuncian la victoria y los cañones dan salvas de honor al vencedor. «Dios salve al Zar» toma fuerza y la Marsellesa ya no se oye.
A continuación se puede ver en Waldbühne, esta vez por la noche, a la Berliner Philharmoniker dirigida por Seiji Ozawa.
Piotr Ilich Tchaikovsky – Obertura 1812 – Berliner Philharmoniker. Seiji Ozawa (Parte 1)
Piotr Ilich Tchaikovsky – Obertura 1812 – Berliner Philharmoniker. Seiji Ozawa (Parte 2)
Otro concierto de Waldbühne:
Conciertos de Waldbühne: Rachmaninov: Rapsodia sobre un Tema de Paganini (Hough y Rattle)