ARTHUR RUBINSTEIN, EL GENIO DEL PIANO
A Arthur Rubinstein se le tendría que escuchar de rodillas. Dicho esto ya nos podríamos callar y dejar que él nos hablara a través de su música porque todo lo que podamos decir suena a hueco.
Pero diremos algo más. Hoy hemos recuperado una grabación del año 1975. Arthur Rubinstein está acompañado por la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por André Previn, con un look de lo más setentero que hoy nos da un poco de risa. Pero sigamos con este concierto. Arthur Rubintein interpretará el Concierto para piano nº 2 en Fa menor Op. 21 de Frederic Chopin. A pesar de tener 88 años y estar practicamente ciego, Arthur Rubinstein nos ofrece una interpretación llena de vigor y firmeza. Sin duda es un documento excepcional éste de hoy.
Algo sobre Arthur Rubinstein
No vamos a relatar una biografía de Arthur Rubinstein porque en la red y publicadas las hay muy buenas y completas. Pero sin embargo nos gustaría hablar de su carácter, de su temperamento en suma. Rubinstein tuvo siempre fama de ser un hombre optimista, un gran vividor, y, como lo calificó Thomas Mann un virtuoso feliz. Así pues en su vida se produjeron muchas situaciones que revelan este carácter amable y simpático. por lo tanto dejaremos algunas.
Anécdotas de Arthur Rubinstein
La primera anécdota tuvo lugar en España, concretamente en Palma de Mallorca. Arthur Rubinstein debía dar un concierto en el Teatro Principal. Antes del concierto el afinador de su piano libraba una dura batalla para ajustar una nota. Rubinstein le dijo: Déjelo, hombre. Si la gente no se va a dar cuenta.
Unos años más tarde, y en el mismo teatro, Arthur Rubinstein volvió a dar un concierto. Había mucha gente fuera del teatro que no habían conseguido una localidad. Rubinstein hizo abrir las puertas y ubicó a todo ese público en el mismo escenario donde él tocaba.
Y para no cansar, contaremos esta otra anécdota, aunque hay muchas mas. Joachim Kaiser narra en su libro “Große Pianisten in unserer Zeit” (Grandes pianistas de nuestro tiempo) el contratiempo que se le presentó mientras interpretaba en Eindhoven la sonata Appassionata, cuyo significado explicó Beethoven con la frase: “Lean la Tempestad de Shakespeare”. En el tercer movimiento, en el presto-fortissimo, en ese final salvaje, se rompió la banqueta con un fuerte chasquido. Rubinstein se puso pálido; pero, lejos de acobardarse, siguió tocando, medio de pie, medio sentado, con notas incorrectas, hasta el final.
Un genio sin duda al piano y fuera de él.
Para terminar, pasemos a escuchar su interpretación del Concierto para Piano nº 2 de Chopin. Todo un lujo. Consta de los siguientes movimientos: Maestoso-Larghetto-Allegro Vivace.