En las muy interesantes y recomendables memorias del director de orquesta sir Gerog Solti, éste va desgranando recuerdos y opiniones acerca de las grandes obras que formaban parte de su repertorio, y que por ello, le eran conocidas y sus opiniones merecen ser tenidas en cuenta a la hora de calibrar y escuchar una ópera o una sinfonía.
Hoy recogemos lo que el maestro dice acerca de la obra de Bizet, «Carmen».
» Creo que ‘Carmen’ es una de las más altas cumbres del repertorio operístico. Bizet me parece un compositor lírico fundamental, un verdadero genio de la invención melódica, armónica e instrumental. Murió a los treinta y siete años, después de haber alumbrado una única obra maestra. Su orquestación es tan prodigiosa – podía pintar una escena con
brillantez sirviéndose solamente de unos cuantos trazos – que puede decirse mozartiana. El preludio del primer acto empieza con un tremendo golpe de platillo, seguido de la excitación de la escena del gentío, el motivo del toreador, otra vez el colorido de la multitud y el trágico pasaje final. Cuando se abre el acto, antes incluso de que el coro empieze a cantar, la orquesta ya transmite el calor, el polvo, la atmósfera perezosa de una tarde de verano en Andalucía. Es tan prodigiosa la diferencia de carácter entre la habanera y la seguidilla, la belleza nostálgica del dueto de Micaela y José, como la simpleza, la concisión de los medios para combinar la levedad con semejante fatalismo trágico. Toda ‘Carmen’ se representa en menos tiempo que el primer acto de ‘Parsifal’. Ahora entiendo porque Nietzche escribió que ‘Carmen’ «se acerca ligera, cortés, vivaz…es amable. Lo bueno es fácil, todo lo divino camina con pies ligeros..’Carmen’ prescinde de la mentira del gran estilo…Il faut méditerraniser la musique», concluye».
(Memorias, Georg Solti)
Después de este profundo y certero análisis invitamos a quien guste a disfrutar nuevamente de esta gran ópera de la cual hemos hablado en numerosas ocasiones.
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