WEBER: OBERTURA DE EL CAZADOR FURTIVO – CARLOS KLEIBER
El cazador furtivo (Der Freischutz) de Carl Maria von Weber es una ópera en tres actos con liberto de Friedrich Kind y se estrenó en Berlín el 18 de junio de 1821 bajo dirección musical del propio compositor.
El cazador furtivo es importante no sólo por su belleza si no además por otros dos motivos muy importantes en la historia de la música y de la ópera en concreto. En primer lugar está considerada como la primera gran ópera romántica alemana, algo que si se piensa en que en aquel momento reinaba la ópera italiana en todo su esplendor, tiene un mérito añadido.
En El cazador furtivo todo es alemán, desde el idioma a las costumbres de sus protagonistas: beben cerveza, cantan y bailan danzas populares y viven una tradición puramente germánica. El texto de la ópera está tomado de una historia de Cuentos populares de las naciones norteñas, y se funda en una creencia tradicional de que un demonio en el bosque dota a un tirador con balas mágicas que siempre aciertan, forjadas bajo influencias mágicas.
Hoy oiremos la Obertura interpretada por la Staatskapelle Dresden dirigida por Carlos Kleiber. La Obertura de El cazador furtivo es otro de los motivos por los que esta ópera es importante. Veinte años antes que Wagner, Weber nos dejó una muestra de lo que es el leitmotiv. Esta Obertura está llena de ejemplos de lo que más tarde veremos sobre todo en lasóperas wagnerianas. Es, además, uno de los números favoritos de su clase en las salas de conciertos, lo mismo que en los teatros de ópera, es una obra maestra de brillante y descriptiva instrumentación, y proporciona la clave de toda la historia en su anuncio de los temas principales. Se abre con un pasaje adagio de trompa de gran belleza, dando la base de toda la acción; y luego siguen los motivos, desde la gran escena de Max en el primer acto, la música del Encantamiento, la escena de Agatha a la luz de la luna, y otros episodios relacionados con la acción de Max y Caspar. Por esto y debido al frecuente y expresivo uso del leitmotiv a lo largo de la obra, permite atribuir a Weber el mérito de su invención.