Puccini dijo acerca de la Manon de Massenet:
– Massenet la siente como francés, con polvo y minués. Yo la entenderé como italiano, con pasión desesperada» (G.Puccini,Carner 1974).
Y ciertamente hay pasión en su Manon Lescaut y, también, desesperación. Los que acabaron desesperados fueron los libretistas que trabajaron para él. Se dice que toda exageración en la perfección es un riesgo y Puccini era sumamente perfeccionista. Para la creación del libreto de la Manon Lescaut contrató a un libretista llamado Marco Praga. A pesar del empeño que puso en su labor nunca pudo trabajar a sus anchas porque Puccini interfería en su creación constantemente, el libretista se cansó y lo dejó. Puccini, contrató entonces a los que posteriormente más trabajarían con él, Giacosa e Illica, pero nadie puede escribir con las manos atadas, y eso era lo que Puccini acababa haciendo con todo el mundo. Ellos tampoco consiguieron satisfacer al genial compositor. Para remate, y en vista de cómo estaban las cosas, se metió por en medio el editor Ricordi, a ver si se acababa de una vez todo el embrollo.
Total, que al final, la Manon Lescaut de Puccini tiene un libreto que nadie firmó. Probablemente sea la única ópera en la que ocurre esto.
Sin embargo, para la música que acompaña esta curiosidad no le hizo falta a Puccini ningún libretista. Es el maravilloso intermezzo de Manon Lescaut, donde sobran las palabras
Barcarola
Intermezzo de la ópera Manon Lescaut de Puccini – Metropolitan Opera 1980 – Dirige James Levine