DECLARACIONES DE CHRISTINA SCHEPPELMANN SOBRE EL FUTRO DEL GRAN TEATRE DEL LICEU
La recién nombrada nueva directora artístia del Liceu, Christina Scheppelmann ha hecho una serie de declaraciones en las que va dejando entrever cuáles son sus intenciones acerca del futuro del Gran Teatre del Liceu de Barcelona.
Scheppelmann no es nueva en el teatro del que ahora ostenta uno de los cargos más visibles ante la opinión pública y de mayor importancia. Ya estuvo trabajando en el teatro barcelonés entre los años 1992 a 1994, por lo tanto ya conoce el talante del mismo y del público que lo frecuenta.
Scheppelmann ha trabajado en otros teatros de importancia, y de hecho ahora mismo va a tener que compaginar su labor como directora artística del Liceu con su trabajo en la Royal Opera House de Muscat, en Oman, al que seguirá ligada hasta el mes de diciembre.
Las tendencias en cuanto a programación que va a proponer Scheppelmann no se verán al completo hasta la temporada 2016 -2017, puesto que para las anteriores, el antiguo director artístico Joan Matabosch, ya ha dejado bastantes óperas programadas. Scheppelmann ha manifestado que siente una gran admiración por su antecesor, pero que cada uno tiene sus gustos y que por lo tanto se notarán diferencias.
Logicamnete, cuando alguien empieza un trabajo nuevo, sus intenciones son siempre buenas, y habrá que darle tiempo para que pueda demostrar hasta que punto éstas son factibles de plasmarse en la realidad.
Vamos a entresacar algunas de esas grandes ideas y buenas intenciones de la nueva directora artística del Liceu, Christina Scheppelmann:
Acerca de las dificultades económicas del Liceu ha dicho: Todos los teatros tienen sus limitaciones económicas y lo importante es saber encontrar soluciones.
Entre sus intenciones primeras está la de ofrecer calidad, estimular nuevos talentos y mantener el equilibrio entre innovación y tradición.
Ha manifestado su deseo de crear una Opera Studio que permita el desarrollo de jóvenes cantantes, compositores y libretistas y ha subrayado la importancia de estimular el talento para que la ópera tenga futuro.
Va a programar óperas del siglo XX y nuevas creaciones, pero es consciente de que hay que tener en cuenta la larga tradición del Liceu y el gusto del público por los grandes nombres ya consagrados.
Scheppelmann cree que es posible atraer nuevos públicos y satisfacer al público tradicional si se elabora una programación «equilibrada».
Redundando en su admiración por Matabosch ha dicho: Rellenaré los huecos que puedan quedar de la programación del 20015-2016 y trabajaré en la siguiente. No voy a anular óperas programadas porque creo que Matabosch ha hecho un trabajo excelente.
Scheppelmann quiere «innovar», pero innovar no quiere decir necesariamente escandalizar o presentar obras chocantes. En su opinión el impacto no se consigue con desnudos sobre el escenario.
Esperemos que pueda cumplir con su cometido y siga manteniendo al Gran Teatre del Liceu entre uno de los más importantes del circuito operístico mundial. Desde aquí le deseamos toda la suerte del mundo.
(Foto: El Periódico)