JESSYE NORMAN – UN RECUERDO A LA GRAN SOPRANO JESSYE NORMAN
Nos dejaba el pasado 30 de septiembre. Con ella se ha ido una de las grandes voces del panorama operístico y musical de los últimos tiempos.
Norman fue grande, muy grande. Ya en sus inicios recibió el apelativo de Just enormous (Simplemente enorme), por su presencia escénica y su voz.
Sabemos que a estas alturas habremos leído páginas y páginas llenas de palabras en su recuerdo. Sin embargo no podíamos dejar de escribir el nuestro. Serán las palabras justas, porque lo que queremos es oir su voz y oírla en diversos estilos. Porque Jesye Norman fue enorme también en esto. Puso su voz al servicio de la música y esto es lo que le queremos agradecer y disfrutar.
Su recuerdo siempre nos evocará una gran sonrisa, unos ojos penetrantes y una voz prodigiosa.
Jessye Norman, su voz
Nació en la localidad de Augusta el 15 de septiembre de 1945. Su padre era pianista y su madre cantaba en un coro local. Se graduó en la universidad gracias a una beca.
Norman era una verdadera soprano dramática. Poseía, además, graves propios de una mezzo. En la lírica, ya sabemos que la línea que separa y define las tesituras de los cantantes es siempre muy fina y casi, movediza.
No vamos a ser nosotros quienes descubran todas las cualidades interpretativas de Jessye Norman, pero sí que de entre todas aquellas más importantes, destacamos una: Norman «decía» bien lo que cantaba. Es decir, daba la entonación, la intención de cada palabra como pocos intérpretes lo han conseguido. Lo podemos ver en la famosa Seguidilla de Carmen.
Una voz enorme
Y ya pasamos a escuchar, a disfrutar y a agradecer al mismo tiempo ser tan afortunados por poder seguir disfrutando de esa voz, de esa calidez y de ese timbre tan especial.
Canta Jessye Norman.
When I Am Laid In Earth (Dido y Eneas,Purcell)
Mon cœur s’ouvre à ta voix (Samson et Dalila, Saint-Saëns)
Isoldes Liebestod (Tristan e Isolda, Wagner)
Les Chemins De L’amour (Poulenc)
Ein Schönes war (Ariadne auf Naxos, Strauss)
Lacrymosa (Requiem de Verdi)
Descanse en paz, Jessye Norman