EL SERMÓN DE SAN ANTONIO DE PADUA A LOS PECES – MAHLER
Introducción
Hoy vamos a ver a un Mahler distinto. Se trata de la graciosísima humorada El sermón de San Antonio de Padua a los peces (Der Antonius von Padua Fischpredigt), que forma parte del ciclo Des Knaben Wunderhorn (Canciones sobre poemas de «El cuerno mágico de la juventud».
Lo cierto es que de la misma manera que a San Francisco de Asís se le representa hablando con los pájaros, a San Antonio de Padua es frecuente representarlo haciendo un sermón a los peces como vemos en la imagen que encabeza este artículo que es una obra de Josep Benlliure.
El sermón de San Antonio de Padua a los peces de Gustav Mahler
Lo cierto es que Gustav Mahler también se sentía un poco como Antonio de Padua, es decir, solo y clamando en el desierto. Se sentía incomprendido cuando no rechazado. Tal vea el público se sentiría como los peces. Todos escuchaban con atención, todos reconocían que la predicación era maravillosa, nunca habían escuchado nada igual. Cuando el sermón hubo terminado, todos volvieron a sus ocupaciones. Nada en sus vidas había cambiado. El que era ladrón seguía robando, los lascivos lo seguían siendo y los cangrejos seguían caminando hacia atrás.
Aquí dejamos la traducción
Antonio va a la iglesia
y la encuentra vacía para el sermón.
Entonces, se dirige al río
a predicar a los peces.
Ellos golpean con sus colas
y brillan bajo la luz del sol.
Las carpas con huevas
han venido hasta aquí
y abren la boca
como oyentes aplicadas.
¡Nunca un sermón
gustó tanto a las carpas!
Esturiones de boca puntiaguda,
siempre dispuestos a batallar,
han nadado raudos hacia aquí
para oír al piadoso.
También aquellos extravagantes,
los que siempre ayunan,
los peces espada quiero decir,
aparecen para el sermón.
¡Nunca un sermón
gustó tanto a los peces espada!
Magníficas anguilas y cazones,
exquisitos mangares,
se acomodan ellos mismos,
para escuchar el sermón.
También cangrejos y tortugas,
de ordinario lentos mensajeros,
suben veloces del fondo,
para oír a esa boca.
¡Nunca un sermón
gustó tanto a los cangrejos!
Peces grandes, peces pequeños,
elegantes y vulgares,
levantan la cabeza
como criaturas racionales!
¡Por expreso deseo de Dios
escuchan el sermón!
El sermón termina,
cada uno regresa,
los esturiones siguen siendo
ladrones amantísimos de las anguilas.
El sermón ha gustado
y todos siguen siendo los mismos de siempre.
Los cangrejos andan hacia atrás;
los peces espada engordan;
las carpas siguen siendo voraces
y todos olvidan el sermón.
El sermón ha gustado
y todos siguen siendo los mismos de siempre.
Vamos a ver la interpretación de El sermón de San Antonio de Padua a los peces a cargo de Leonard Bernstein con la New York Philharmonic Orchestra y Walter Berry.